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Violencia económica: un abuso sutil y estructural

Violencia económica: un abuso sutil y estructural

Cada 25 de noviembre celebramos el Día Internacional Contra la Violencia de Género y no se hace por casualidad. Ese mismo día, en 1960, tres activistas dominicanas fueron asesinadas bajo la dictadura de Rafael Trujillo Molina y, en su honor, la ONU lo fijó como fecha oficial para conmemorar y proseguir esta lucha. Ellas eran las Hermanas Mirabal. 

 

La violencia contra la mujer puede ser de muchos tipos, desde la violencia física que puede llevar al feminicidio hasta aquellas más ocultas como la violencia psicológica, la sexual, la institucional y la violencia económica, en la que nos vamos a centrar.

A través de la violencia económica y patrimonial, el varón ejerce su poder sobre el acceso de la mujer a los recursos económicos, limitando su capacidad de mantenerse a ella misma y a sus hijos/as, condicionando su estilo de vida, generando una dependencia financiera hacia el abusador y, en definitiva, reduciendo sus posibilidades de escapar del ciclo de abuso.

La violencia económica se estructura en 3 factores clave:

  • Control económico. El varón condiciona los gastos o se niega a pagar gastos esenciales. Obliga a la mujer a rendir cuentas de los gastos efectuados y le prohíbe tomar decisiones en la economía del hogar. La forma más habitual de violencia económica es el impago de pensiones.
  • Explotación económica. Cuando el hombre acapara o limita los ingresos de su pareja, pudiendo llevar acciones que implican deudas para la mujer. La llamada “deuda de las relaciones” es muy común y bastante grave y ocurre cuando ella tiene que pagar las deudas de su pareja o expareja, ya sea por engaño o por otras situaciones que obligan a la víctima a firmar algún tipo de contrato de préstamo o de hipoteca.

Por otra parte, existe la violencia patrimonial, que es aquella encaminada a dañar los bienes o las pertenencias de la mujer para humillarla y otras acciones dirigidas controlarla y sabotearla. Algunos ejemplos son: ocultar documentos personales necesarios para realizar algún trámite, ocultar aquellos que prueben la propiedad de los bienes, disponer de los bienes de la mujer sin su consentimiento u obligar a escriturar o poner a nombre de otra persona propiedades de la pareja.

  • Sabotaje laboral. El varón prohíbe trabajar a la mujer y tener sus propios recursos para fomentar su dependencia hacia él.

La violencia económica se perpetúa en el tiempo

La violencia económica surge, generalmente, durante la relación de pareja, y se perpetúa después de la ruptura, impidiendo a la mujer vivir en libertad, dignidad y romper el vínculo de maltrato. En otras ocasiones puede aparecer después de cortar la relación sentimental.

Sin embargo, este tipo de violencia no solo se circunscribe al ámbito personal, sino que también es estructural. De base, en nuestro país las mujeres tienen mayores tasas de desempleo y ganan el 37,4 % menos que los hombres. Además, gran parte de ellas cumplen una doble jornada, la de su puesto de trabajo y la doméstica al cuidado de la casa y los hijos/as. Esto les empuja a conformarse con trabajos que les permitan conciliar, con jornadas parciales. En definitiva, empleos precarios y mal remunerados.

La violencia económica es sutil y puede pasar desapercibida debido a que no deja un rastro tan evidente como las agresiones físicas. A nivel jurídico tampoco existe una normativa en España ni en los demás países de la UE que la regule específicamente. Afortunadamente, hay una nueva tendencia en jurisprudencia a partir de la sentencia del Tribunal Supremo del 21 de marzo de 2021 donde, por primera vez, se considera violencia económica el impago de pensiones. Esto puede abrir el camino a una nueva regulación.

El 11’5% de las mujeres han sufrido violencia económica

En España el 11,5% de las mujeres ha sufrido violencia económica de alguna pareja actual o pasada en algún momento de su vida. La padecen el 80% de las que sufrieron también violencia física durante la convivencia y el 40% de las que no la padecieron.

Desde la Fundación Nantik Lum, expertas/os en salud financiera, estamos concienciadas/os en favorecer la igualdad de oportunidades y eliminar la violencia de género. Abogamos por denunciar la violencia económica y patrimonial, así como por sensibilizar a la sociedad en pro de erradicarla. Para ello contamos con programas especiales dirigidos a la formación e intervención de profesionales del ámbito social. Igualmente, en nuestro Programa CREA, formamos y orientamos a mujeres para que tomen conciencia de esta realidad, fomenten su independencia y conozcan los derechos económicos y patrimoniales que les amparan.

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Si tienes alguna duda o consulta, contacta con nuestras técnicas del Programa Crea a través del correo electrónico crea@nantiklum.org.

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