Salud financiera para combatir la pobreza
La pobreza es un problema estructural que se mantiene a lo largo de la vida, se hereda de padres a hijos e influye en muchos aspectos del desarrollo vital de una persona.
La Unión Europea ha definido la pobreza como “la situación de personas, familias y grupos, cuyos recursos económicos, sociales y culturales son tan limitados que les excluyen del modo de vida que se considera aceptable en la sociedad en la que viven”.
Esto significa que ser pobre implica vivir en un hogar en el que se ingresan menos de 9.626€ anuales. En 2020 el umbral de renta en España considera que un hogar está en situación de pobreza severa cuando el ingreso por unidad de consumo es menor a 6.417.30€ anuales.
Según los datos proporcionados por el informe de la EAPN en 2020 el 9.5% de la población en España se encuentra en situación de pobreza severa. Los datos arrojan luz sobre los prejuicios y estereotipos que limitan la capacidad de comprender y proponer soluciones a esta problemática social, clarificando, entre otras cosas, que más del 70% de estas personas tienen nacionalidad española y son menores y jóvenes.
La pobreza es un problema estructural que se mantiene a lo largo de la vida, se hereda de padres a hijos e influye en muchos aspectos del desarrollo vital de una persona. El informe nos muestra, entre otras cosas, que el 29.5% de las personas en pobreza severa se encuentran con graves dificultades para llegar a fin de mes, el 68.3% no tiene capacidad para hacer frente a gastos inesperados o que el 30% de ellas se ven obligadas a retrasar sus pagos.
Frente a estas problemáticas, el Gobierno de España puso en marcha una serie de políticas sociales que buscan paliar los efectos de la pandemia. En este Escudo Social destacan la implementación del Ingreso Mínimo Vital (IMV), los ERTES, el Bono Social de la luz, medidas para autónomos y otras políticas de protección.
El informe también hace hincapié en el sesgo social de enfermedad, sobre todo a raíz de la crisis por COVID-19. Las personas en pobreza severa tienden a alimentarse peor, sufrir más enfermedades y tener hábitos de vida menos saludables, así como a acceder a trabajos que requieren más actividad presencial o a habitar en viviendas con mayores probabilidades de contagio.
Por su parte, la OMS aclara que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por lo que podemos afirmar que la salud financiera, entendida como el bienestar y a la estabilidad económica de las personas, influye profundamente en la salud general de las mismas. Así la capacidad de manejar de forma adecuada los aspectos financieros de sus vidas se torna indispensable, sobre todo, para personas que se encuentran continuamente en la exigencia de escoger entre necesidades indispensables, comida, calefacción, cultura o cualquier otro producto que suponga un “lujo”.
Esa capacidad para discernir y escoger entre qué gastos son viables o no para una persona en pobreza severa implica un aprendizaje. Este estudio también analiza la relación entre el nivel educativo y la pobreza, concluyéndose que existe menos incidencia en los grupos con mayores niveles educativos. Por lo tanto, los sectores más desfavorecidos necesitan de forma urgente una mejora en su educación financiera.
Algo que desde Nantik Lum nos ha llamado especialmente la atención es que las puntuaciones medias obtenidas de sentimiento subjetivo de exclusión son sorprendentemente bajas. A pesar de que los datos informan de altos niveles de estrés, ansiedad y depresión, la falta de consciencia de su situación refuerza la idea de la emergencia de educar a las personas y familias en conceptos financieros.
Los programas de Salud Financiera de la fundación Nantik Lum buscan precisamente reforzar esa toma de consciencia de la situación financiera de personas y familias en riesgo de exclusión. La toma de consciencia de una problemática es el primer paso para avanzar hacia la búsqueda de soluciones. Esta toma de consciencia debe recaer no sólo desde las familias, sino que se necesita la acción conjunta de las instituciones sociales y la Administración. Esa creación de redes de apoyo e interacción es el compromiso que tenemos en Nantik Lum para con la mejora de la calidad de vida de las personas en riesgo de vulnerabilidad social.
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