Las “Soft Skills”, claves en la búsqueda de empleo

Las “Soft Skills”, claves en la búsqueda de empleo

Las «soft skills» o competencias blandas caracterizan nuestro comportamiento individual como profesionales en el ámbito de las empresas/organizaciones. Son totalmente complementarias con las habilidades “duras” a las que más acostumbrados estamos.

Quizá muchos de nosotras y nosotros no hayamos oído hablar todavía de las competencias “blandas” o “soft skills, pese a que han ido divulgándose cada vez más a partir de la publicación del clásico artículo de Goleman What makes a leader? (Qué cualidades reúne un líder” en una traducción libre), en la Harvard Business Review de 1988.

Ha llovido mucho desde entonces, especialmente en el mundo anglosajón de la gestión de empresas (y no solo con ánimo de lucro); sus postulados se han extendido y llevado cada vez más a la práctica en las organizaciones y hoy en día es impensable que cualquier definición de una posición profesional en una organización multinacional, así como sus correspondientes procesos de selección o incluso en las situaciones de evaluación y promociones, no se contemplen las competencias “blandas”. 

En nuestro país y su entorno también han ganado mucho protagonismo y si ponemos un poco de atención en el ambiente que nos rodea, encontraremos también estas competencias en los colegios de nuestros hijos e hijas, en el deporte profesional de alto nivel, en las ofertas de empleo que se publican, etc. 

Pero, ¿qué son exactamente las competencias “blandas”? Por explicarlas de forma breve, son las características y competencias que caracterizan nuestro comportamiento individual como profesionales en el ámbito de las empresas/organizaciones. Son totalmente complementarias con las habilidades “duras” a las que más acostumbrados estamos, pues a éstas son a las que se dirigen nuestros sistemas de enseñanza tradicionales y las conforman los conocimientos sobre un tema específico que aprendemos en el instituto o en la universidad, los idiomas y las destrezas, que nos permitirán desempeñar determinadas tareas o brindar soluciones a problemas técnicos. 

Dentro de estás habilidades “blandas” hay un catálogo muy extenso, ya que bajo nuestro punto de vista, lo realmente importante es adaptarlas para cada posición/puesto dentro de la organización en función de la “cultura corporativa”. Entre las más demandadas en la actualidad y que podemos encontrar en muchas de las ofertas de trabajo que se publican y en la definición de las posiciones dentro de la empresas y organizaciones, podríamos a modo de ejemplo destacar las siguientes: 

  • Liderazgo. 
  • Solución a problemas complejos. 
  • Inteligencia emocional. 
  • Toma de decisiones y manejo del estrés. 
  • Pensamiento crítico. 
  • Habilidades de comunicación y comunicación efectiva. 
  • Empatía. 
  • Trabajo en equipo. 
  • Gestión del tiempo. 
  • Negociación. 
  • Creatividad. 
  • Flexibilidad Cognitiva. 
  • Gestión de equipos. 
  • Adaptación al cambio. 

Me imagino que muchos/as de nosotros/as, incluso dejando de lado nuestra autoexigencia, nos estaremos preguntado ahora ¿cómo puedo adquirir estas habilidades “blandas” si son clave para aumentar mi empleabilidad? Lo cierto es que no hay una única respuesta para esta pregunta, ya que adquirir estas competencias pasa en realidad por una combinación de diferentes recursos y herramientas. Podemos encontrar: 

  • Numerosos casos de personas que de forma natural ya las presentan, puede que por la educación y valores que han recibido durante su infancia y juventud en el marco de su familia, formadores, amigos. 
  • Programas específicos diseñados para su práctica y desarrollo; procesos de mentoría, coaching, etc. 
  • Profesionales que las desarrollan siguiendo el ejemplo de jefes/as, líderes y/o compañeros/as (tanto profesionales como en el terreno personal), mediante lo que se ha denominado con esa extraña expresión, aprendizaje “vicario”. 

En cualquier caso, en nuestra experiencia, las “canas”, ayudan mucho en el aprendizaje de estas competencias, como decían nuestras abuelas, ¡la experiencia es la madre de la ciencia! 

La parte buena: siempre estamos a tiempo de desarrollarlas gracias a nuestra “plasticidad cerebral”, la capacidad que tiene nuestro cerebro de aprender (y yo diría que también y es igualmente importante, de desaprender), sin que importe nuestra edad o circunstancias personales y/o profesionales. Así que, ¡fuera excusas! 

¿Cuándo y cómo empezamos? Una breve pista: Como ya nos indicó Goleman en su famoso artículo, la puerta que abre el camino hacia la inteligencia emocional y el desarrollo de estas competencias, no es otra que el autoconocimiento de uno mismo. 

Manuel Márquez,
Voluntario de la Fundación Nantik Lum