Conciliación en tiempos de pandemia. Sorpresa: la carga la han asumido las mujeres
El teletrabajo, una medida de conciliación que muchas empresas ni siquiera contemplaban antes de la crisis, ha demostrado ser una medida sanitaria necesaria para seguir adelante con la productividad de nuestro sistema económico, agravando las desigualdades y la brecha de género.
Si nos paramos a recordar, en el mundo prepandemia, estábamos acostumbradas a escuchar discursos de cómo, por arte de magia, la tecnología y el teletrabajo eran fundamentales para conseguir realmente la conciliación entre vida laboral y familar.
Pero parémonos en este punto: las bondades de contar con la tecnología y el teletrabajo, una vez que se ha podido poner en marcha en infinitud de empresas y trabajadores, ¿han supuesto una mejora en la conciliación durante la pandemia?
La experiencia y los datos arrojados en 2020 nos dicen que no
El traslado del lugar de trabajo (oficina) al corazón de nuestros hogares ha desequilibrado aún más la difícil tarea de la conciliación. Y, evidentemente, son las mujeres las que en mayor medida se han visto como las principales encargadas de asumir todas estas horas extras de trabajo, tareas y apoyo escolar a los menores confinados, cuidados de la familia, labores de mantenimiento del hogar.
Aportemos algunos datos significativos y aprendizajes que nos permitan dimensionar el fenómeno de la conciliación en época de pandemia en nuestro país:
Contexto general
Según el estudio realizado a partir de 13.300 encuestas a trabajadores en 33 países distintos, en relación a España, afirma Valentín Bote, director de Randstand Research, que:
“La crisis del coronavirus ha obligado a muchas empresas a tomar a marchas forzadas medidas destinadas a permitir el trabajo en remoto, siendo el teletrabajo la herramienta más extendida. Pero gran parte de las compañías han adoptado estas medidas por primera vez en España, por lo que aspectos como la conciliación y la flexibilidad no se han cumplido de manera tan satisfactoria como en otros países con mayor tradición (Países Bajos, Italia, Alemania, etc.)”
¿Y en quién ha recaído la carga? No es difícil averiguarlo, las mujeres han asumido la mayor carga en pandemia y ha sido imposible más si cabe la conciliación
Cristina Díaz – Malnero, presidenta de la Sección de Derecho de Familia del ICAB, y madre de dos menores, asegura que según su experiencia:
“El teletrabajo es un engaño, no se puede trabajar con los niños en casa, sin hablar de que la mayor carga de trabajo recae sobre la mujer.”
¿Y a nivel general, se ha dado esta tendencia?
Lamentablemente sí, en España las mujeres trabajadoras con posibilidad de teletrabajar, han visto cómo se han incrementado aún más si cabe, la complejidad real y fáctica de conciliar vida laboral y familiar.
El Club Malasmadres, ha presentado los resultados de una macroencuesta sobre conciliación familiar en pandemia. Se ha encuestado a 95000 mujeres, y los resultados nos hacen ver la “imposibilidad” de conciliar siendo mujer:
Afirman en el estudio sociológico que previamente al Covid19: “el teletrabajo, sólo era accesible, antes de la pandemia, para el 15% de las madres trabajadoras en empresas privadas y 4% en el sector público.”
Pero con la pandemia, afirma la socióloga e investigadora del CSIC, Ángeles Durán:
“A las mujeres en los hogares les ha caído una carga. Ellas, que ya dedicaban antes muchas más horas que los hombres a las tareas del hogar, han visto esa carga multiplicarse.”
Además, resalta Ángeles Durán que: “no es posible compaginar el trabajo de los padres con tener a los niños en casa. Hacen falta o instituciones o personas. Y la inmensa mayoría de los hogares no pueden pagar un cuidador para que se haga cargo de los niños. Y, sin poder recurrir a los abuelos, es obvio que esa responsabilidad va a recaer de nuevo a las mujeres.”
Así mismo, otra encuesta realizada por Yo No Renuncio, apoya esta tesis y lo reafirma aportando el siguiente resultado relevador: “cuando un niño o niña está obligado a mantener cuarentena preventiva, son las mujeres las que se encargan de cuidarlos en el 80% de los casos”. Y la corresponsabilidad no solo no ha mejorado (según esa misma encuesta, se ha mantenido igual en el 73% de los casos), sino que incluso ha empeorado (en el 11% de los casos).
Lamentablemente son las mujeres las que renuncian a trabajar, a reducir las jornadas laborales, o a cuidar al núcleo familiar durante el teletrabajo, y sobreviven a las cargas múltiples que se les eche encima. Mientras que los hombres, se quedan en sus funciones productivas “intocables” y sin responsabilidades familiares. La corresponsabilidad brilla por su ausencia, pero ¿por qué siempre las mujeres tenemos que renunciar a nuestra carrera y mal vivir o mal trabajar mientras que no hay una equilibrada participación de los hombres? Para encontrar una respuesta nos tenemos que remontar a los estereotipos y roles de género que aún están vivos, presentes y persistentes en nuestra moderna sociedad.
Visto el panorama, es evidente que sin un impulso normativo, legislativo y en sincronía con el cambio social que debe acompañarlo, el teletrabajo y la tecnología por sí mismos no aportan ninguna mejora.
Sin que exista un compromiso real por parte de instituciones, empresas y sociedad, estaremos abocados a no conseguir la conciliación, y mucho menos, la igualdad de oportunidades en el entorno laboral entre mujeres y hombres.
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